Siento que te desvaneces callada,
dejando el eco frío en mi presente,
me hiere más tu sombra despejada
que el hecho de perderte indiferente.
Y olvidas sin demora lo vivido,
destruyes lo que un día fue ternura,
dejando en cada grieta un sinsentido,
dolor que en mi tormenta se apresura.
Te alejas sin mirar la desventura,
me dejas sin matiz, sin compostura,
con el alma en jirones desolada.
Declaro mi batalla ya acabada,
vencido el caballero en su sendero,
sin manto, sin escudo y sin espada.