Poesía del desastre
Escribo desde el naufragio,
con las manos llenas de ceniza
y el corazón latiendo en ruinas.
La tierra gime bajo mis pies,
el cielo se parte en silencios,
y, aun así, estoy aquí,
tejiendo versos entre escombros.
No puedo ignorar el grito,
ni apartar los ojos del abismo.
Cada palabra que nace
es un pedazo de carne arrancada,
un eco del dolor que nos envuelve,
una herida abierta en el alma del mundo.
Pero también es un acto de fe:
creer en la luz que queda,
en el brote que desafía la sequía,
en el amor que aún respira
bajo los cascotes de la muerte.
Escribo, aunque duela,
porque callar sería morir dos veces.
Escribo porque en cada verso
se alza la promesa de un mañana,
aunque el presente sea cenizas,
aunque la muerte ronde nuestros pasos.
Esta es mi poesía:
un canto atormentado,
pero lleno de vida,
un compromiso con la esperanza
que se niega a arrodillarse
ante el desastre.
Luz Mary Giraldo
