Pesimismo Arraigado
Cuando en tu expresión pesimista, apreciado escritor,
reflejas la desilusión y el desencanto en tu interior.
En un mundo saturado de vanidad y pretensión,
se diluyen los verdaderos sueños en confusión.
Es cierto que en estos tiempos, la originalidad se pierde,
y hasta el más insensato pretende ser quien no es.
La frase “debo alcanzar” se repite sin cesar,
aunque su existencia penda de un hilo, sin brillar.
Pero no debemos permitir que esto nos detenga,
que nos lleve a renunciar a lo que el corazón desea.
Aunque la multitud siga una ruta sin sentido,
podemos encontrar nuestro propio camino, atrevido.
En lugar de dejarnos llevar por la corriente,
debemos aferrarnos a nuestra esencia, firme y valiente.
No es el idear o el volar lo que carece de valor,
sino la falta de autenticidad y pasión en cada labor.
Aunque el mundo esté lleno de vacías palabras,
debemos buscar la esencia, la verdad subyacente en cada charla.
No permitamos que la mediocridad nos envuelva,
y busquemos la grandeza en cada meta que se presenta.
Es cierto, el camino puede ser arduo y frágil,
pero en la perseverancia se encuentra el verdadero brillo.
No dejemos que la desesperanza nos domine,
y sigamos luchando, aunque el destino sea incierto y sublime.
En este mundo de apariencias y falsedad,
seamos la voz de la autenticidad, sin temor a la adversidad.
No olvidemos que incluso el hilo más delgado puede resistir,
y que en nuestras manos está el poder de hacer brillar nuestro existir.
