Memoria estética
En la piel del tiempo quedan
las cicatrices del ayer,
palabras hechas ceniza,
sombras que vuelven a arder.
El dolor escribe versos
en los muros del olvido,
la historia grita en sus grietas
lo que el viento no ha vencido.
Cada herida es un poema,
un eco de humanidad,
testimonio de lo roto,
pero también de piedad.
Porque en la sombra persiste
la llama de la utopía,
un susurro que resiste,
un latido de alegría.
La memoria es un estigma,
pero también es aurora,
si en la herida se ilumina
la esperanza que restaura.
Y así el arte se levanta
con su verbo redentor,
hilando luz en lo oscuro,
convirtiendo el llanto en flor.
