Si el alma no perdona, se condena,
se aferra a su dolor como al abismo,
se hunde sin compasión en su egoísmo
y arrastra su rencor como una pena.
La carga del ayer nos encadena,
su peso nos consume en su cinismo,
mas libre es quien desprende su altruismo
y deja que el amor todo serena.
Que el tiempo, en su vaivén, da la enseñanza,
mas pocos ven la luz en su camino,
se aferran al rencor y a la venganza.
Mas quien perdona, traza su destino,
y encuentra en su bondad la confianza
de aquel que es libre y puro en su designio.