Perdón, me equivoqué otra vez
Perdón por no saber quedarme,
por querer huir antes de entender,
por pensar que el amor es sencillo
y que con palabras se puede resolver.
Perdón por las veces que callé
cuando pedías una respuesta clara,
por dejar que el silencio hablara
en vez de dar la cara y crecer.
Es que a veces lucho contra mí mismo,
y el miedo se me hace hogar en los huesos.
No supe cuidar de lo que teníamos,
y lo dejé morir sin querer hacerlo.
Te hablé desde la prisa,
desde un lugar que no conocía calma,
y en esa carrera por salvar mi orgullo,
perdí tu mirada y rompí tu alma.
Perdón por ser tan torpe en amar,
por prometer lo que no entendía,
por dejarte sosteniendo sola
la parte más frágil de nuestra fantasía.
Hoy entiendo que amar no es ganar,
ni tener la razón en cada batalla,
sino ceder, escuchar, aprender,
y encontrar juntos la luz entre tanta muralla.
Si pudiera volver, te abrazaría más fuerte,
te daría el tiempo que no supe dar,
y en vez de huir, me quedaría contigo,
aprendiendo, fallando, queriendo mejorar.
Perdona mi repetitiva torpeza,
pero hoy sé lo que no supe ayer.
Si aún queda espacio en tu nobleza,
déjame intentar, déjame volver.
