Palabras, hijas del aire
Palabras, hijas del aire,
seres de distinta esencia,
que atravesáis los espacios
con vuestra divina ciencia.
Palabras, raudas mensajeras
de pensamientos y sueños,
que encarnáis en los vocablos
de nuestros labios pequeños.
Palabras, que sois la imagen
de lo que anida en el alma,
la voz que clama o susurra,
la tempestad o la calma.
Palabras, que sois la lumbre
que ilumina lo que vemos,
la sombra, el misterio, el eco
de lo que nunca sabremos.
Palabras, que sois la puerta
que abre a mundos ignorados,
que nos reveláis lo oculto,
lo que está allende encerrado.
Palabras, que sois potencia
de cuanto puede el espíritu,
la fuerza que nos sostiene
o nos abate, o nos rinde.
Palabras, que sois la sangre
que corre por nuestras venas,
la luz que alumbra la senda
o el viento que nos enfrena.
Palabras, hijas del aire,
que en vuestro místico vuelo
lo terreno y lo divino
juntáis en un solo anhelo.
