Este mar no es calma ni consuelo,
es sombra que traga la mirada,
una honda marea desbordada
que hunde en su fondo mi desvelo.
No es azul, ni verde, ni clara espuma,
es un gris que arrastra sal y miedo,
un rumor que abraza sin remedio,
un eco de abismos que se suma.
Es mar sin tregua, sin orilla cierta,
un límite que se pierde en sombra,
el fin que al horizonte se nombra,
un faro apagado, una puerta abierta.
Aquí naufragan mis pasos heridos,
en este mar sin puerto y sin olvido.