Muda maldita
Tú, sombra inquieta que nunca descansa,
que en noches sin luna llegas a mí,
musa esquiva que huye y avanza,
dejando promesas que no cumplí.
Eres fuego breve, llama incierta,
suspiro que nace y se va sin razón,
dejas en mi alma una puerta abierta
y en cada palabra escondes traición.
Te busco en las horas de luz marchita,
en el viento errante, en cada rincón,
pero te escondes, musa maldita,
jugando conmigo sin compasión.
Me das un verso, me quitas mil sueños,
me dejas vacío al tratar de crear,
como un espejismo entre mis empeños,
que cuando lo toco, vuelve a escapar.
Y, sin embargo, no puedo evitarte,
pues eres mi cárcel y mi libertad,
la voz que me obliga siempre a nombrarte,
el dulce tormento de mi voluntad.
Si un día te alcanzara, musa engañosa,
y al fin mi pluma pudiera volar,
escribiría en letras hermosas
la historia infinita de amar y dudar.
Pero mientras tanto, sigue tu danza,
que en cada suspiro hallaré razón,
pues aunque me dejes sin esperanza,
serás para siempre mi inspiración.
