Oda Mayor a las Artes I-2
Parte I—Pintura: El ojo de los dioses
Pintura, luz sagrada que el tiempo no devora,
hermana del relámpago, del oro que no llora,
pincel que va rozando la carne del instante
y deja en cada trazo un eco palpitante.
Tú haces que el horizonte respire entre los muros,
que el mar se quede inmóvil, que hablen los ojos puros.
Capturas lo invisible con mano decidida,
y en tu silencio brota la historia detenida.
Eres la voz del alma que no sabe nombrarse,
el grito de la ausencia que logra dibujarse,
y al verte, el mundo entero se rinde a tu fulgor,
pues naces de la sombra y sangras el color.
Oda Mayor a las Artes
Parte II—Música: El soplo del misterio
Música, voz sin cuerpo que el tiempo no detiene,
suspiro de los astros, temblor que no se viene.
Tu forma es invisible, mas hiere con ternura,
y cada nota tuya es lágrima o armadura.
Eres el arte etéreo que nadie ve llegar,
y sin embargo toca lo que no sabe hablar.
Los pueblos que te escuchan, aún sin comprenderte,
se arrodillan al borde de tu poder inerte.
En ti canta el relámpago, se alzan los inviernos,
y un solo acorde basta para invocar los tiernos
escombros del amor, las cumbres del lamento,
las alas de la fe, el pulso del momento.
Eres templo sin piedra, verbo sin disciplina,
el arte que en su vuelo jamás se termina.
