Naciste, Miguel, entre campos dorados,
dorados de trigo, sudor y esperanza,
esperanza que en tu verso se lanza,
lanza que hiere los días quebrados.
Hijo del viento, la luna y la tierra,
tierra labrada por manos sinceras,
sinceras palabras que fueron banderas,
banderas de amor, de justicia y de guerra.
Tus versos nacieron con hambre y con brío,
brío de lucha en la voz desgarrada,
desgarrada alma que nunca se enfría.
Hoy, al cumplirse tu día sagrado,
sagrado poeta de vida forjada,
forjada en sangre, dolor y poesía.