Bajo el velo del tiempo que avanza sin prisa,
resuenan ecos de un ayer añorado.
Memorias que vagan, errantes, indecisas,
buscando el calor de un hogar ya olvidado.
Quisiera volver a aquellos dulces días
cuando la esperanza brillaba en mi pecho,
cuando el alma cantaba, plena y encendida,
acunada en tus brazos, en tu cálido lecho.
Brumas del olvido lo han matado la alegría,
dejando tan solo sombras del pasado.
Sólo queda el eco de lo que fue un día,
un lánguido suspiro, un sueño frustrado.
Que el tiempo jamás borre tu recuerdo amado,
que en mi corazón tengas eterna morada.
Pues sin ti, mi vida es páramo desolado,
sin ti, mi alma se siente extraviada.