No voy a morir del todo, amor mío
No moriré del todo, amor mío,
mientras en tus recuerdos viva mi voz,
mientras en tus noches de frío
mi sombra se asome, suave y feroz.
Seguiré en tus pasos, en cada jornada,
como un eco tenue que no se va,
seré el susurro al borde del alba,
la estrella que alumbra sin preguntar.
Me hallarás en el viento, en las calles vacías,
en la risa breve de algún soñar,
en la lluvia fina de grises días,
que moja la tierra sin descansar.
Mis palabras quedarán contigo,
como huellas suaves bajo la piel,
y aunque el tiempo borre lo compartido,
en tu alma seré eterno y fiel.
No moriré del todo si, en la distancia,
mi nombre resuena en tu corazón,
como un verso perdido, en consonancia,
que aún busca un destino y su redención.
Cuando falte mi cuerpo y quede el silencio,
tú, amor, serás mi inmortalidad,
pues en ti viviré, siempre suspenso,
entre el recuerdo y la eternidad.
Yo, amor mío, seré la semilla
que en tu memoria nunca murió,
y aunque el mundo cambie su maravilla,
mi amor en ti siempre floreció.
