**No hablemos nunca de la sombra**
No hablemos nunca de la sombra,
de su abrazo frío y distante,
ni de la noche que se asoma
con sus susurros desgarrantes.
Hablemos, en cambio, del alba,
del rocío que acaricia el día,
de la luz que en su danza calma
revive la esperanza y la alegría.
No mencionemos la tristeza,
esa brisa que arrastra el lamento;
sino el canto de la belleza
que florece en cada momento.
Que las palabras sean flores,
que crezcan en campos de sueños,
y que el amor, sin sus temores,
abra caminos en nuestros dueños.
No hablemos nunca de la sombra,
sino de la vida que se asoma,
pues en cada rayo que nombra,
hallamos juntos nuestra roma.
