Navegando Mar Adentro
El buen navegante
Navegar es domar los caprichos del viento,
es saber que el mar no tiene memoria,
que cada ola es un destino incierto
y que el horizonte nunca será historia.
El buen navegante no teme la marea,
conoce el arte de perderse sin miedo,
sabe que la brújula a veces engaña
y que avanzar es, a veces, ir quedándose en el ruedo.
No busca la calma ni huye de la tormenta,
se entrega al vaivén del oleaje inclemente,
como quien aprende a danzar en la cuerda tensa
sabiendo que el equilibrio es cosa de valientes.
El mar da y quita sin razón alguna,
y el navegante acepta sin quejas su suerte;
pues vivir no es llegar, sino ser espuma
que danza un instante antes de perderse.
