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ElidethAbreu

Nacimiento

 
 
Ya que el tiempo era llegado,
que en el mundo floreciese
el eterno Verbo amado,
de la doncella naciese.
 
La noche quedó callada,
el cielo se hizo esperanza,
y la tierra desvelada
recibió la luz que alcanza.
 
La Virgen pura y serena,
de gracia toda colmada,
en su vientre al que sostiene
los cielos, lleva abrazada.
 
En un portal sin riquezas,
donde el frío era testigo,
la divina fortaleza
hizo al hombre su amigo.
 
El amor que nunca acaba,
la llama siempre encendida,
descendió, como quien ama,
a dar la luz y la vida.
 
En un pesebre glorioso,
cuna pobre, humilde estancia,
brilló el Sol más poderoso,
la eternidad en fragancia.
 
Los ángeles con su canto
llenaron la noche clara,
y la gloria en todo el campo
como un río se derrama.
 
Nos llegó el Redentor,
el Hijo de Dios nacido,
a ser de todo dolor
el consuelo prometido.

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