Muerte
Aquí yace un cuerpo sin vida,
abandonado en el olvido,
testigo mudo de una partida,
que deja el alma ennegrecida.
Un rostro pálido y sereno,
donde el dolor ya no tiene eco,
ojos cerrados, un ser ajeno,
que de la muerte es el reflejo.
Brazos inertes, manos vacías,
que ya no pueden estrechar,
un corazón sin palpitadas,
que ha dejado de latir.
Despojado de toda esencia,
solo un cascarón que se marchita,
sin sueños, sin amor, sin presencia,
un cuerpo presente, que la muerte visita.
Nada queda de aquel que vivió,
solo la sombra de lo que se perdió,
un recuerdo que lentamente se esfumó,
y en silencio, la tierra lo acogió.
