Mi error no fue amarla
Mi error no fue amarla,
fue encontrarla en el momento equivocado,
en la esquina donde el destino juega
con cartas marcadas por el olvido.
No fue el latido lo que me condenó,
fue el primer cruce de miradas,
esa trampa dulce del azar
que disfrazó la herida de esperanza.
Si solo hubiera sido un sueño,
una sombra pasajera en la memoria,
pero su nombre se quedó tatuado
en las grietas de mi historia.
No me pesa el amor,
me pesa el día en que supe su nombre,
el día en que el universo decidió
que mi error no sería amarla,
sino haberla conocido.
