Resuenan en tu mirada
susurros de noche eterna,
caminos de luna helada,
misterio de mar y arena.
Las sombras en tus pupilas
encienden llamas calladas,
ocultas viejas heridas
tras luces que no se apagan.
Hombre de temple y silencio,
tormenta de luz serena,
abrazo que es tibio incendio,
mirada que a todo quema.
Tus labios saben a sombra,
a viento, a furia callada,
a historia que se desploma
en un suspiro del alba.
Guerrero de piel oscura,
corazón de roca blanda,
eres pasión que perdura,
la fiebre que no se apaga.