No he hallado la flor más preciada
Para ofrendarte, mi amada amada.
No hay jardín con jazmines fragantes
Ni azucenas que te complementen.
Ni alelíes ni claveles suaves,
Ni fantasías en blanco, ni sueños.
Ningún edén refleja tu piel
Como un pálido madrigal revela.
Tus mejillas superan a las rosas,
Tu cabello eclipsa a las azucenas.
Que me falten las flores más hermosas,
Pues tu belleza las hace obscenas.