Yo fui la sombra en el umbral de la aurora,
la espiga que no alcanzó su cosecha.
Yo fui el canto herido en las raíces,
la palabra rota que el viento despoja.
Mi rostro vagó entre espejos vencidos,
se volvió polvo en las manos del tiempo.
Mi voz fue un hilo en la trama del olvido,
y mi andar, un eco disperso en la piedra.
Yo fui memoria antes del silencio,
un fragmento de luz que no llegó al día.
Fui las horas huérfanas del reloj mudo,
la grieta que nunca abrazó su quimera.
Aquí descanso, en la sombra del nunca,
cargando un sueño que ya no regresa.
Soy lo que fui: un destello efímero,
un nombre perdido en las hojas del viento.