El amor, eterno en su esencia,
trasciende el tiempo y distancia,
en el alma deja su presencia.
En cada mirada, su constancia,
se siente en el aire su suspiro,
y en el corazón, su relevancia.
Es un lazo que nunca expiro,
un hilo invisible y duradero,
que une dos almas con un giro.
Aunque el mundo sea pasajero,
el amor persiste y no se apaga,
como estrella en el cielo sincero.
En la memoria, su luz se embriaga,
iluminando días y noches,
en el pecho, su fuego se propaga.
En los momentos de reproches,
suave como brisa, reconcilia,
y en los sueños, nunca derroches.
Así es el amor, maravilla,
que en nuestra vida siempre brilla.