Surcando el cielo azul, cual regia impía,
La luna sonrosada, desposada,
Desnuda y soñolienta alumbra el día,
Envuelta en sus fulgores deslumbrada.
Su cuerpo alabastrino, ardiente llama,
Ilumina la noche suspirando,
Su semblante sereno, tierna dama,
Acaricia la tierra enamorada.
Del firmamento reina, seductora,
Hiere las cumbres con su luz divina,
Mirada de plata, encantadora,
Que amante a su llamado se inclina.
En su danza erótica se contorsiona,
Reflejos de pasión sobre la cuna,
Luna impúdica, bella y seductora,
Que con su brillo el alma enamora.