En la brisa calma de la mañana,
camina el Hijo con fe soberana.
Donde hay dolor, Él lleva consuelo,
abre caminos, conecta con el cielo.
De agua sencilla hizo vino divino,
en bodas de Cana, mostró su camino.
Multiplicando panes, peces también,
alimentó almas con gracia y bien.
La tempestad que azota el mar,
con un susurro logra calmar.
El ciego ve, el sordo oye,
y la esperanza siempre se desarrolla.
Lázaro, envuelto en sombras de muerte,
escuchó Su voz, renació en Su suerte.
El toque tierno de Su mano santa,
levanta al débil, al caído levanta.
No son solo hechos, son signos de amor,
muestran el reino y su gran esplendor.
Jesús, camino, verdad y vida,
obra milagros, da fe infinita.