En tus ojos azabaches,
Ya se presagia la lluvia,
El cielo va a derramar
Sus lágrimas entre ruinas.
El viento sopla insistente,
Fustiga las hojas secas,
El aire huele a humedad,
Presagio de tormentas.
Los árboles se estremecen,
Doblándose bajo el peso,
De las gotas que se anuncian
Con un sonoro trueno.
La tierra espera paciente,
La caricia del agua,
Que renovará su esencia,
Y despertará su savia.
Pero tú, mi amor, no esperas,
La lluvia de mis caricias,
Te marchas sin mirar atrás,
Dejando mi alma vacía.