La verdad camina desnuda y simple,
se anuncia en voz alta, sin doblez ni crimen.
No se oculta tras velos de misterio,
ni busca escondites en lo etéreo.
“El sol calienta”, dice con calma,
y nadie escucha, pues no impacta el alma.
“El agua moja”, murmura al pasar,
y el mundo ríe, sin quererla abrazar.
Perogrullo, maestro de lo obvio eterno,
espejo de verdades que son puro invierno.
Lo claro asusta, lo simple se ignora,
pues el brillo fácil siempre enamora.
Pero en su sencillez yace la llama,
la chispa que arde en lo que proclama.
“El hombre vive, y al fin morirá”,
es la verdad que todos quieren callar.
Así va Perogrullo, con su ironía,
cargando verdades de luz y poesía.
Su voz resuena en lo cotidiano,
recordándonos siempre lo más humano.