En el lienzo tibio de tu piel dorada,
mi pluma errante traza su sendero;
cada verso es un susurro que aguarda,
en tu pecho, su refugio verdadero.
Tu cuerpo, pergamino de mis ansias,
guarda palabras que el viento calló,
y en la tinta ardiente de mis fragancias,
se escribe un poema que el alma dictó.
Tu piel es verbo, es sutil melodía,
es noche clara bajo un cielo en calma;
en cada poro vibra la armonía
que inspira este canto nacido del alma.
Déjame amarte con letras de fuego,
tatuar en tu esencia mi amor sincero;
que la piel de mi poema, sin ruego,
viva en tu ser, eterno y verdadero.