La copla es vuelo libre
del alma que va y que viene,
no merece ser bandera
de quien solo le conviene.
Es queja, es risa, es lumbre,
es un suspiro en la frente,
y su eco en la garganta
no admite dueño ni juez.
Que la dejen ser el río
que en su cauce se estremece,
voz del pueblo, sí, pero
sin que nadie la encarcele.