Inutilidad de la Monserga Política
En el eco de palabras vacías,
donde el viento susurra promesas,
se enredan las voces de un día,
promocionan ilusiones, no certezas.
Las banderas ondean con orgullo,
pero el suelo tiembla bajo el peso,
de discursos que al viento murmullan,
mientras el pueblo vive en exceso.
Caminos de asfalto y de humo,
donde se ahogan los sueños sinceros,
la política danza en su rumbo,
perdiendo en la sombra lo verdadero.
Los rostros en la pantalla brillan,
sonrisas que ocultan la tristeza,
en el teatro donde todos brillan,
la justicia se viste de pereza.
¿Quién escucha el llanto callado,
del que lucha en la esquina del día?
La monserga suena, y ha quedado
en un bucle de eterna agonía.
Y así seguimos, en este vaivén,
entre palabras que nunca se cumplen,
mientras el tiempo, cual río, también
lleva consigo lo que no se asume.
La inutilidad de la monserga,
un canto que en la brisa se pierde,
mientras el pueblo, en su eterna entrega,
sigue buscando lo que se muerde.
