Instantáneas
Son fotos guardadas en viejos cajones,
ecos perdidos de tiempos fugaces,
miradas que habitan en borrosos rincones,
como sombras vagas de lo que se hace.
Allí, la infancia ríe despreocupada,
con la luz dorada de un sol que se va,
y un patio pequeño, donde la alborada
pinta de inocencia cada realidad.
En otra, la juventud arde sin freno,
rostros inquietos, promesas sin fin,
bajo cielos abiertos de un azul sereno,
cuando la vida era solo un festín.
Más allá, un amor que en su brillo estalla,
dos manos unidas, promesas al mar,
pero el tiempo, en silencio, siempre avasalla,
y convierte en recuerdo lo que fue hogar.
Y luego aparecen las noches cansadas,
con rostros marcados por la decepción,
donde el alma aprende, en horas calladas,
que la vida es lucha y resignación.
Así, en cada foto el pasado respira,
como un susurro que nadie olvidó,
y en la memoria el instante se estira,
recreando aquello que el tiempo borró.
Las fotos son huellas de lo que vivimos,
ancladas en polvo, en cajas sin luz,
piezas de un rompecabezas que fuimos,
sombras del hombre que ya no eres tú.
Y al mirarlas hoy, con ojos cansados,
sientes que el alma, en cada rincón,
revive momentos que fueron sagrados,
guardados por siempre en tu corazón.
