En el vaivén del océano,
mi corazón se pierde,
como espuma en la orilla,
que el viento siempre muerde.
Las olas susurran historias,
de tiempos lejanos y claros,
donde el amor se mecía
en sus brazos salados.
En la brisa un suspiro,
que acaricia el alma,
llevando consigo el eco,
de una paz que nunca se calma.
En el horizonte, un latido,
que el sol besa al partir,
mi corazón, en mareas,
aprende a vivir.