¿Son tuyos esos fulgores,
o te los dieron?
¿Nacieron de tu alma,
o son ajenos?
Si son tuyos,
brilla con intensidad,
deja que tu luz ilumine
el camino de los demás.
Pero si te los dieron,
sé humilde y agradecido,
recuerda que son un préstamo,
y que un día tendrás que redimirlos.
No te apropies de la gloria ajena,
no te atribuyas los méritos de otros,
porque el engaño tiene patas lentas,
y temprano la verdad asomará su rostro.
Sé auténtico, sé tú mismo,
brilla con tu propia luz,
aunque sea tenue ritmo
porque será la más vistosa a contraluz.