Si tus ojos y el cielo se unieran,
bordarían fulgores dorados,
y en las horas de sueños callados,
las estrellas su luz encendieran.
Si mis labios tus labios bebieran,
como el mar en sus besos sagrados,
se fundieran los tiempos pasados
en un alma que en llamas ardiera.
Si tu piel y mi piel se tocaran,
en la brisa de un dulce abandono,
las auroras su luz regalaran.
Y si el mundo frenara su trono,
nuestros cuerpos al fin se fundieran,
y en la llamaradas de fuego acabaran.