En el umbral del pensamiento,
se agitan mil ideas sin nombre.
Mas no todas cruzan el viento,
ni todas llegan a otro hombre.
Guarda en tu mente lo que fluye,
deja que madure en silencio.
Que el tiempo pula y concluye
lo que merece ser inmenso.
Cuando hables, que sea con peso,
cada sílaba un universo.
Que tus labios sean el ceso
de un pensar hondo y diverso.
No es sabiduría el decirlo todo,
sino elegir lo que trasciende.
En el callar hay también modo
de que el alma se comprende.
Piensa, sí, con fervor y brío,
mas deja que repose el verbo.
Que cuando brote como un río,
sea cristalino y soberbio.