Flor consagrada
¡Canta, mi dulce albor, niña callada!
La noche se desgrana en terciopelo,
y hay lirios que suspiran en el cielo
cuando tu sombra pasa, enamorada.
¡Oh niña de mi voz, flor consagrada!
¿No ves que el aire tiembla por tu anhelo?
La luna, con su broche de consuelo,
se inclina a bendecirte, desposada.
Dime una melodía, de esas puras
que al alba no se atreve ni el rocío,
algo que cante el alma sin mesura...
Susurra lo que el viento no ha oído,
un canto que despierte las estrellas
y alumbre con tu paz lo adormecido.
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