Éxito Verdadero
No mide su vida en oro o en fama,
ni en lo que el mundo le quiso otorgar,
sino en la risa que brota en su alma,
en los sueños que pudo alcanzar.
Vivió sin miedo, con fe y sin prisas,
con el amor como brújula fiel,
hallando en gestos, en dulces sonrisas,
el gran tesoro que da el deber.
Fue generoso con quien lo ha llamado,
consoló a aquel que sintió dolor,
dejó su huella en senderos dorados,
y nunca negó su más puro ardor.
Si al despedirse su amor ha quedado
en almas que supo en vida tocar,
no habrá vivido en vano su paso,
ni habrá dejado de triunfar.
Este poema sigue el tono reflexivo y esperanzador al estilo de Bessie Anderson Stanley, destacando la verdadera esencia del éxito: la bondad, el amor y la huella que dejamos en los demás.
