Del suelo salen, notas de antaño,
Amigo, los que nunca más volverán.
Sus risas, ecos que ahora sólo ahuyentan,
Su ausencia, un vacío que nunca sanará.
Sus voces, melodías que ya no resuenan,
Quedaron grabadas en lo profundo.
Sus rostros, borrosos en la bruma,
Como flores marchitas en el mundo.
Añoranza en el pecho, un pesar constante,
Por aquellos amigos que se fueron.
Los recuerdos excavo, un consuelo inconstante,
Que calma mi alma, aunque el dolor lo renuevo.