En la gloria, luz eterna hallaste,
Donde el alba no se apaga jamás,
Donde el sol de la verdad encontraste,
Iluminando tu camino sin compás.
Allí, el gozo celestial te abraza,
Y la armonía celestial te envuelve,
Mientras contemplas la divina traza,
Que en tu alma un nuevo mundo resuelve.
Las sombras de la noche han huido,
Y el día eterno te ha iluminado,
Tu espíritu, de amor encendido,
Se eleva a Dios, que te ha redimido.
En la luz del eterno día,
Tu ser encuentra su plenitud,
Mientras caminas por la senda pía,
Hacia el reino de la eterna virtud.