Eres mi alegría y mi tormento
Eres tú la llama que en mi pecho se agita,
un jardín de rosas con espinas de fuego,
mi refugio dulce, mi pasión infinita,
el furor del trueno que me arrastra y me niego.
En tus ojos vive la penumbra y la estrella,
un océano inmenso donde siempre me pierdo;
eres luz que guía, pero a la vez me sella,
la prisión dorada de mi amor más acerbo.
Tu caricia hiere como el filo del viento,
pero en su ternura mis heridas se curan;
eres el suspiro que despierta el lamento,
y también el canto que mis penas auguran.
Oh, ser celestial que mi alma enciende y quiebra,
de tus manos pende mi esperanza y mi abismo;
tu calor redime, pero tu hielo medra,
mi dolor eterno, mi sublime bautismo.
A tu lado todo es tormento y alegría,
un latir constante que desangra y embriaga;
te amo en la penumbra, te amo en la armonía,
mi cruz y mi cielo, mi condena y mi daga.
