En la sombra del cielo, donde el sol se oculta,
las palmeras susurran secretos al viento,
y el mar, espejo de sueños y anhelos,
acaricia la orilla con su canto lento.
Oh, tierra de mis amores, de ríos y montañas,
tus campos florecen en un abrazo sincero,
y el canto de las aves, cual música temprana,
dibuja en el aire un eco duradero.
Las noches son un lienzo de estrellas titilantes,
y la luna, testigo de amores perdidos,
se asoma con su luz a los corazones errantes
que buscan en el silencio los besos no vividos.
Que nunca se apague la llama de tu esencia,
tierra querida, de historia y de pasión;
siempre en mi pecho llevaré tu presencia,
tú, mi patria, mi amor, mi eterna canción.