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ElidethAbreu

Elegía al hijo que partió

 
Cómo arrancarte del pecho, hijo mío,
si el eco de tu risa aún vive en el río,
si el sol que acaricia la mañana dormida
parece llevar tu esencia escondida.
 
Cómo aceptar la cruel despedida,
si en cada suspiro revivo tu vida.
Eras luz en mis días, calor en mi alma,
el faro que guiaba mi mundo con calma.
 
Te vi nacer, pequeño y frágil,
te tomé en mis brazos, eterno y mágico.
Te vi crecer, soñar, reír,
¿y ahora cómo aprender a vivir?
 
Tu ausencia pesa como un manto oscuro,
mi corazón roto, un abismo inseguro.
Pero aún en la noche, entre sombras perdidas,
siento tu abrazo en las estrellas encendidas.
 
Eras mi fuerza, mi amor infinito,
y aunque te has ido, no estás proscrito.
Vives en los vientos, en el cielo dorado,
en cada rincón que tu ser ha tocado.
 
Dulce hijo mío, te lloraré siempre,
pero en cada lágrima estarás presente.
Serás mi recuerdo, mi rayo de luz,
hasta que el tiempo nos una en la cruz.

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