El bosque de las horas
En el bosque donde el viento guarda secretos,
las sombras se estiran, ríos sin orillas,
y los árboles murmuran
como si llevaran siglos esperando una respuesta.
El musgo dibuja mapas de mundos olvidados,
las estrellas cuelgan, faroles suspendidos
en un cielo que nunca acaba,
lágrimas de fuego que nadie recoge.
La luna, peregrina cansada,
acaricia las montañas con manos de plata.
Los caminos de roca susurran historias rotas,
serpientes que se pierden en su propio laberinto.
Las raíces, manos que buscan lo imposible,
se hunden en la tierra como si quisieran atrapar
un fragmento de luz enterrado hace milenios.
Es un bosque de niebla y memoria,
donde el silencio no es vacío, sino lenguaje.
Cada rama es un verso que nadie escucha,
cada hoja, un suspiro atrapado en el aire.
Camina despacio.
Las sombras te observan con ojos que no puedes ver.
Si logras cruzar sin perder tu reflejo,
serás como la luna: la luz que brilla
aunque todo a su alrededor sea ausencia.
