Sus racimos colgantes, una cascada de lila,
Como una glicinia, hermosa y gentil.
Sus flores perfumadas, un aroma que embriaga,
Inundando los aires con su dulce elixir.
Sus hojas verdes y lozanas, un tapiz perfecto,
Que envuelve la estructura, un manto delicado.
Sus zarcillos se extienden, buscando apoyo,
Adhiriéndose a las paredes, un adorno admirado.
Su fragilidad aparente, una ilusión engañosa,
Pues su fuerza interior es inquebrantable.
Resiste los embates del viento y la lluvia,
Fuerte y resiliente, su belleza inmutable.
Como una glicinia, un símbolo de gracia y armonía,
Que adorna los jardines, un espectáculo para la vista.
Su floración primaveral, un deleite para el alma,
Un recordatorio de la belleza que la naturaleza conquista.