Cautelosa mirada en la arboleda,
Alma del bosque, vigilante y sabia,
Tu presencia prodiga, galante,
De la excelsa perfección que aquí se sella.
Entre follaje verde, tu mirada
Esconde el alma del bosque indómito,
Tu espíritu, profundo y emblemático,
Protector fiel del reino natural.
Vibras en cada hoja y cada flor,
En nidos y arroyos tu esencia habita,
Resuena en el silencio, tu voz implora,
Salvemos este templo, este edén sagrado.
Así, tu mirada cautelosa invita
A respetar este santuario primordial,
Donde la vida en comunión palpita,
Bajo tu amparo, alma del bosque real.