No es huida, sino un paso al costado,
un alejarse para mejor observar,
desde la distancia, la batalla en el vado,
la opresión que intenta, sin cesar, atrapar.
El silencio, un eco de la voz que calla,
no es rendición, es la estrategia del bardo,
que guarda la fuerza para la próxima batalla,
para sembrar la semilla de un nuevo huerto, un nuevo cardo.
El alejamiento es la siembra en la sombra,
la raíz que se aferra a la tierra profunda,
la espera paciente de la próxima aurora,
el renacer de la esperanza, sin duda alguna.
No es olvido, sino la memoria que guarda,
el fuego que duerme, esperando su hora,
el alejamiento es el paso que prepara,
la victoria final, con fuerza y con gloria.