En el espejo de mi alma, un rey se contempla
dueño absoluto de un reino sin fronteras
donde el yo es el centro, el sol y la estrella
que ilumina y gobierna con mano de hierro
Mi corazón late al compás de mi voluntad
y mi razón es la ley que rige mi mundo
no hay lugar para la compasión ni la piedad
ni para la debilidad, ni para el arrepentimiento
Soy el dueño de mi destino, el capitán de mi nave
que surca los mares de la ambición y el deseo
no hay puerto que me detenga, ni faro que me guíe
mis pasiones son las estrellas que me orientan
El mundo es mi espejo, y en él me reflejo
una imagen de fuerza, de voluntad y de poder
no hay lugar para la duda, ni para el miedo
solo la certeza de mi propia grandeza