En la sombra de la tarde,
mi voz se alza como canto,
surca el viento en un quebranto,
y en el silencio se guarda.
Mis sueños son hojas caídas,
que danzan sobre el asfalto,
y en cada paso resalto
las huellas de viejas vidas.
Soy eco de mil historias,
susurro de tiempos idos,
y en mis versos van tejidos
retazos de nuestras glorias.
En el corazón del monte,
mi alma encuentra su río,
y en su murmullo sencillo
nace la esperanza al borde.