Tiene el alma un anhelo que la enciende,
soñar alturas, cielos y distancias,
sentir en cada paso las fragancias
del viento libre que su vuelo extiende.
Un eco llama, suave se desprende,
susurra sueños, canta sus constancias,
rompe los muros, vence las estancias
y en luces nuevas su esperanza aprende.
Desea el corazón tocar la cima,
besar la noche, hallar la luz eterna,
vivir el fuego que la vida anima.
Y aunque la senda sea dura y tierna,
la fuerza de soñar siempre arrima,
pues en el alma el deseo gobierna.