“Derrochado Encanto”
¿Por qué has de menospreciar tu bendita gracia,
Tan pródiga y espléndida cual el sol en su apogeo?
¿Por qué ocultar, cual flor en la sombra,
El don inestimable de tu belleza sin par?
Esa tez de alabastro, esos ojos brillantes
Cual lámparas que iluminan la noche de mi alma,
Ese porte gentil y esa voz cual música de las esferas,
¿Acaso no son tesoros que vale la pena exhibir?
Si mantienes tu esplendor en secreto,
Prisionero en tu interior, ¿de qué servirá?
Libera ese encanto, despliega tu esplendor,
Pues solo así podrá el mundo rendirte pleitesía.
No escondas ese don divino que el cielo te otorgó;
Deja que tu luz refulja y cautive todos los corazones.
Permite que tu gracia inunde este mundo menguante
Y haz que tu hermosura perdure por siempre jamás.
En este poema el tema central de exhortar a una mujer a no ocultar su belleza y a dejar que su encanto se despliegue y sea admirado, es algo que se encuentra a menudo en la poesía amorosa de Shakespeare. Espero haber capturado con éxito el espíritu y las características formales del gran Bardo en este humilde homenaje.
