Cuando el todo se vuelve silencio
Cuando el todo se vuelve silencio,
y las palabras se agotan como una vela al filo de la noche,
me encuentro perdido entre los ecos
de aquello que un día importó.
La risa, que era un pájaro libre,
ahora es solo un susurro enjaulado,
y el amor, ese torrente invencible,
se desdibuja en la calma de un río seco.
Las promesas, esas que hicimos sin miedo,
duermen bajo la tierra,
cubiertas por hojas caídas
que nadie se detuvo a recoger.
Cuando ya nada importa,
la vida se vuelve un libro sin título,
un lienzo sin color,
un cielo que olvida el azul.
Pero en la ausencia de todo,
en el vacío que lo devora,
queda un aliento,
un último latido
que no entiende de derrotas.
Quizás ahí, en la nada,
donde ya no importa el tiempo ni el nombre,
se encuentra el germen de un nuevo comienzo,
un fuego pequeño,
pero eterno.
